Ni el más experimentado adivino habría acertado en sus predicciones para el año que termina; el coronavirus alteró todo lo que se pensaba que podría suceder en el mundo.
A nadie se le habría ocurrido pensar, por ejemplo, que la economía colombiana tendría este año una contracción cercana al 7.5%. La pandemia echó por tierra cualquier pronóstico.
Este año nuevo comienza con la esperanza de la anhelada vacuna, que debería conducir a la normalidad y dar por terminada la incertidumbre. Sin embargo, para muchos el impacto del coronavirus fue fulminante. Miles de empresas quebraron y otras tantas resultaron seriamente afectadas en sus patrimonios. Se estima que más de seis millones de empleos se perdieron en el país durante la pandemia. Solo en el segundo trimestre de 2020, en el mundo se perdieron más de 500 millones de empleos, de acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo. El desempleo en Colombia llegó a ser del 21%. Aunque más de tres y medio millones de trabajos se han recuperado gracias a las medidas de choque del Gobierno, y la tasa de desempleo bajó a cerca del 14%, se estima que la recuperación económica del país demorará un par de años.
Para 2021, se espera que la golpeada economía crezca a una tasa cercana al 4.7%, lejos todavía de la cifra de contracción que ocasionó el COVID-19. Aunque la esperanza de la vacuna ha llenado de optimismo a los mercados, todavía existe una seria amenaza de un nuevo brote, conocido como segunda ola, que se vería agravado por la aparición de una nueva cepa del virus, que lo vuelve mucho más contagioso.
En el campo político, se destaca el incremento en la opinión favorable de la gente hacia el Gobierno, consecuencia precisamente del acertado manejo que el presidente Duque ha dado a la crisis. La más reciente encuesta de Guarumo afirma que 54.5% de los colombianos aprueba la gestión del presidente Iván Duque.
Afortunadamente el país no estaba en manos de un populista a la llegada de la pandemia, porque habría cerrado la economía indefinidamente, con resultados catastróficos. Hoy sabemos que la recuperación será lenta y difícil, pero todo indica que el manejo de la situación se ha hecho bien.
Hablando de populismo y de resultados catastróficos, hay que prever que en 2021 volverán las marchas violentas impulsadas por oscuras fuerzas, como sucedió al final de 2019. A medida que se vaya controlando la pandemia, la gente regresará a las calles con tranquilidad, lo que será aprovechado por los revoltosos para retomar sus protestas y sus denuncias, muchas veces infundadas.
La izquierda seguirá criticando al Gobierno, sin importar qué tan bien se hayan obtenido los resultados. Comenzarán las campañas políticas de cara a las elecciones presidenciales de 2022, con Petro y Fajardo encabezando las listas de candidatos. Veremos el comienzo de alianzas que antes hubieran resultado inverosímiles. Ya comenzaron los cambios de partidos y las ubicaciones estratégicas de algunos oportunistas.
Sobre Venezuela, es difícil aventurar algún pronóstico. La probabilidad de equivocarse es muy alta, lo cual queda demostrado cuando recordamos los estimativos de los años recientes. Muchos pensamos que era imposible que el régimen de Maduro se lograra sostener en el poder. Contra todo pronóstico, Maduro ahí está y ahí se queda. Es incierto estimar lo que pueda suceder con la moribunda economía venezolana, esa que todos los años afirmamos que tocó fondo y que la gente allá no aguanta más. De alguna manera ha seguido hacia abajo y la gente ha seguido aguantando. Lamentablemente el pronóstico sobre nuestros vecinos es que Maduro se quedará y seguirá arrastrando hacia la pobreza al país más rico de la región.
Aunque no hacemos pronósticos optimistas, esperamos que pronto se logre recuperar nuestra economía y que las ansiadas vacunas garanticen la salud y la vida de los colombianos