- Realidades – No. 629 – Marzo 3 de 2018
- Editorial
Así como las Farc durante mucho tiempo ubicaron sus campamentos en territorio venezolano, hoy el ELN se refugia en el vecino país luego de cometer sus fechorías.
Eso sucedió esta semana, cuando en la madrugada del martes el Frente de ese grupo terrorista a cargo de alias ‘Gonzalo Satélite’ atacó con explosivos un convoy en el que se transportaban 80 militares, con el trágico resultado de cinco soldados muertos y diez heridos.
La Venezuela de Chávez fue utilizada como refugio para los guerrilleros armados de las Farc y centro principal de actividades de lo que se conoció como el ‘Frente Internacional’ desde donde coordinaban la mayoría de las actividades que hacían parte de lo que ellos llamaban su ‘diplomacia’. Cabe recordar que el día del anuncio de la finalización de diálogos en El Caguán, Andrés Pastrana mostró en televisión las pruebas de los campamentos de las Farc al otro lado de la frontera. Los mensajes que se encontraron en los computadores de Raúl Reyes, cruzados entre quienes en ese momento eran los principales cabecillas de las Farc, dan cuenta del trabajo de ‘Guerra Diplomática’ que adelantaban, principalmente en Venezuela y Ecuador. Todas estas pruebas no son aceptadas jurídicamente, por decisión de nuestras cortes, pero quedan para la memoria.
Hoy, la Venezuela de Maduro hace exactamente lo mismo, pero con el ELN. Según fuentes militares, “los guerrilleros se replegaron hacia Venezuela después del atentado”. Esto sucede, precisamente cuando el presidente Santos había reabierto las puertas al diálogo político con ese grupo. A comienzos de este año, se suspendieron los diálogos precisamente por los violentos atentados cometidos luego de una tregua decembrina.
Recientemente, el ELN publicó dos comunicados que van en franca contravía con sus acciones. El primero: “Mantendremos contactos regulares”, en el que manifiestan su intención por reanudar los diálogos en Quito, y el otro: “Un mensaje de respeto a quienes votan” en el que anuncian una tregua entre el 9 y el 13 de marzo, por los comicios electorales para el Congreso.
Eso sucede siempre. Basta con que se anuncie una mesa de diálogo para que inicien los más sanguinarios atentados, al tiempo que los negociadores de la guerrilla, con cara de inocentes, le reclaman al Gobierno porque se molesta y lo culpan por demorar las conversaciones.
El problema hoy lo agrava la situación de Venezuela. La posición de Maduro es extremadamente frágil: la economía no puede estar peor y la bomba social, por la falta de alimentos y de medicinas, está que explota. Comenzaron las amenazas de intervención internacional por razones humanitarias, lo que tradicionalmente es la antesala de la salida de un dictador. Sus compinches, civiles y militares, están acusados por narcotráfico y corrupción, y para completar, se inventó una Asamblea Constituyente para aplastar lo que queda de oposición. Hasta se inventó elecciones presidenciales extemporáneas, para perpetuarse en el poder.
Por eso, con el ELN atacando en la frontera y corriendo a esconderse en Venezuela, cualquier cosa puede suceder. Lo único que falta es que Maduro se invente un conflicto internacional, como cortina de humo para esconder su crisis.