- Realidades – No. 627 – Febrero 18 de 2018
- Editorial
Estaba previsto: a las primeras manifestaciones públicas de los candidatos del Farc, partido político de las Farc, la gente reaccionó con silbidos, insultos, huevos y tomates.
Y estaba previsto, porque desde hace años las encuestas confirman que la gente no quiere a las Farc. Los colombianos llevan medio siglo soportando el terrorismo, el secuestro, la extorsión, el reclutamiento de niños y otras manifestaciones de violencia de manos de ese grupo, que además se convirtió en el primer cartel del narcotráfico del mundo, y hoy, sin haber pagado un solo día de cárcel, están en la política y tienen como candidato a la presidencia a quien hasta hace muy poco fue su principal cabecilla.
Después de haber causado tanta tristeza a los colombianos, y apenas con el 1% de opinión favorable entre la gente, ¿qué esperaban? ¿Una entrada triunfal en la política? Huevos y tomates con muchos insultos fue la reacción de la gente.
En medio del cinismo que los caracteriza, emitieron un comunicado en el que anuncian la suspensión de las actividades de campaña hasta tanto no cuenten con las garantías suficientes. Se quejan además, de que en las redes sociales abundan los mensajes de texto en su contra, y todo eso lo atribuyen a líderes del partido Centro Democrático.
No, señor Timochenko. Quienes lo silbaron y le lanzaron huevos y tomates no son solo de ese partido. Tal vez en el grupo haya algunos; pero seguramente hay muchos colombianos con ganas de lanzarles un insulto. Deben saber que en otras partes del país les puede suceder lo mismo que en Armenia.
Mientras tanto, el ELN realizó entre el 10 y el 13 de Febrero lo que llaman un “paro armado”, motivado por la negativa del Gobierno de reiniciar los diálogos, pero escondido tras el eterno argumento del “Terrorismo de Estado”. Eso nos recuerda el sinnúmero de veces en las que las Farc atentaron con sus fusiles contra la democracia, no solo con “paros armados”, sino con atentados de todo tipo. Y ahora protestan porque la gente los abuchea y les tira tomates.
En cambio, a José Jaime Uscátegui, candidato a la Cámara por Bogotá por el partido Centro Democrático, le destruyeron su sede de campaña en el marco de una manifestación de estudiantes de la Universidad Pedagógica. Destrozaron las puertas y los muebles, pintaron letreros con acusaciones de paramilitarismo, dañaron los reflectores y descolgaron la pancarta principal de la campaña. Y ¿qué dijo José Jaime Uscátegui? ¿Suspendió su campaña? No. Afirmó: “No nos van a parar en nuestra lucha por recuperar la seguridad en Colombia”.
Los representantes del Farc, antes las Farc, deben saber que en la política, y particularmente en la plaza pública, la gente abuchea e insulta cuando considera que tiene razón. Y si el desayuno es con huevos y tomate, el almuerzo podrá ser con tamal y con jugo de frutas.
Rechazamos todo tipo de violencia en contra de cualquier campaña política, de cualquiera de los candidatos que luchan por la presidencia o por los puestos en el Congreso. Lamentamos que se presenten ese tipo de manifestaciones contra cualquier candidato, del Farc o del Centro Democrático, o de cualquier partido.
Pero los candidatos del Farc deben estar preparados para los silbidos, tanto como cualquier otro candidato. En una entrevista radial le preguntaron al candidato Germán Vargas Lleras su opinión sobre lo sucedido a Timochenko y contó que a él también le han gritado de todo, pero nunca ha suspendido por eso sus campañas. Lamentablemente, en nuestro medio, los silbidos son una de las consecuencias de someterse a la actividad política.